Antimicrobianos naturales para la conservación de alimentos
Cualquier sustancia activa que haga frente a los microorganismos, es considerada un compuesto anti microbiano.
Los compuestos químicos son la alternativa más común utilizada por la industria alimentaria. Sin embargo, una mejor comprensión de las respuestas bacterianas frente al estrés ambiental ha supuesto, en los últimos años, el descubrimiento de sustancias naturales que tienen efectos similares.
La continua investigación, no sólo ha demostrado que los antimicrobianos naturales son efectivos para controlar las bacterias, sino que también son inofensivos para los humanos y tienen un menor impacto en la creciente preoc
upación por la resistencia antimicrobiana (AMR).
Esto animó a los organismos reguladores a aprobar algunas de estas sustancias para su aplicación alimentaria y es que, los antimicrobianos naturales no requieren ser etiquetados como «aditivos» en la mayoría de los casos, por lo que disfrutan de una imagen saludable y se convierten en un excelente complemento para los alimentos HPP.
La conservación de los alimentos tiene una
triple función: mantener sus características nutricionales, preservar las
propiedades organolépticas y aumentar el tiempo de vida útil. Los métodos
tradicionales de conservación se han centrado sobre todo en eliminar el aire y la
humedad, para evitar que los microorganismos patógenos sobrevivan y los
deterioren. Las opciones naturales de conservación de los alimentos
cuentan con ingredientes como la sal y el azúcar por su efectividad en la lucha contra el crecimiento de
bacterias.
En el caso de mermeladas y jaleas, se conservan en forma de soluciones de alto contenido de azúcar para inhibir el crecimiento microbiano y posterior deterioro. Y es que los azúcares cuentan con gran afinidad por el agua y, por tanto, pueden disminuir la humedad en ciertos alimentos.
Otros conservantes naturales
Sal. Es eficaz sobre todo para la conservación de productos cárnicos. Su efecto contra mohos y bacterias se produce por deshidratación, ya que la sal extrae la humedad de los alimentos.
Vinagre. Tiene un componente, el ácido acético, que es el responsable de eliminar los microbios que afectan a los alimentos. Se usa para la elaboración de salmueras e, incluso, para ciertas verduras y frutas frescas.
Cebolla. Es rica en flavonoides, compuestos fenólicos con efectos antioxidantes, antiinflamatorios, antivirales y antimicrobianos. Su empleo retrasa la oxidación que sufren la mayoría de los alimentos y evita el crecimiento de patógenos como Bacillus cereus, Listeria monocytogenes o Staphylococcus aureus.
Romero. Retiene el color y el sabor, sirve como antioxidante e impide la oxidación de los ingredientes.
Ajo. En investigaciones recientes se ha demostrado su capacidad contra Campylobacter, sobre todo en carnes crudas y procesadas. Esta propiedad viene dada por el sulfuro de dialil, un compuesto derivado del ajo que penetra en la biopelícula protectora de la carne y mata las células bacterianas a través de la combinación de una enzima que contiene azufre.
También se demuestra, cada vez más, el efecto antimicrobiano de algunas plantas, como el apio, el arándano o el orégano, en cuya composición se encuentran sustancias naturales con actividad antimicrobiana en alimentos como carne y fruta. Las sustancias con mayor acción antimicrobiana son los derivados fenólicos, con una clara acción contra buena parte de microorganismos.
Comentarios
Publicar un comentario